domingo, 17 de junio de 2012

AMOR ASESINADO (III)

Ya era muy tarde. Me tenía que ir de esa preciosa ciudad. No quería, pero era mi deber, ya que mis padres se preocuparían. Paré un taxi, y me subí. "Dirección San Bernardino" le dije al chófer. 
Otra vez de nuevo a la ciudad de mi gran pesadilla. No, no quería volver. No quería volver a sufrir. Pero sí, había sido un nuevo día. Dónde descubrí cosas nuevas. Nuevos mundos. Unos mejores y otros peores. El planeta Tierra, está lleno de injusticias, que ni nosotros mismos sabemos arreglarlos, y eso que somos los amos.

En el viaje, me fijé en el taxista. Era alto, esbelto. Guapo, ojos verdes y de pelo castaño. Parecía simpático. Quería iniciar una charla formal con el, ya sabéis; "Hola, que tal" y todo ese rollo... bueno, no perdía nada por intentarlo.

- Hola. ¿Que tal está?
- Buenas señora, yo estoy bien, ¿y usted?
- No me trate como si fuera una vieja.
- Perdón, pero tu también lo has hecho ¿Mejor?
- Sí, hasta me siento más joven viniendo de tus palabras.
- Eso era un cumplido ¿no?
- Tu que crees..

Era simpático, si. Y también tenía sentido del humor, o eso creo. No estaba mal para ser la primera vez. Aunque es un poco directo. pero me gustaba su forma de ser. Eh, aviso, no me gustaba..
Charlamos durante todo el trayecto, y sin darme cuenta ya habíamos llegado a San Bernardino.

- Són 50 dólares.
- Bff... como suben los precios. Ten. Gracias por todo. Y me alegro de haberte conocido Jason.
- Yo también...mmm....
- Helena, me llamo Helena.
- Mucho gusto Helena. Espero verte más por mi taxi.
- JA-JA-JA, adiós.

Y los dos nos despedimos sonrojados, felices, alegres.

El muchacho se fué pensando en la chica. Pensó que era bonita, muy simpática, alegre, alocada,vividora de sus sueños. Por su mente se repetía el nombre de Helena... no la podía olvidar. Y eso que era el primer día que había hablado con ella, bueno hay quien cree en los amores a primera vista, pero en muchas situaciones acaban fallando.

Al otro lado de la ciudad, la chica cogía la llave de su casa y abría la puerta. Allí dentro había una fiesta preparada para ella. Era su cumpleaños, y ella misma se había olvidado.

- ¡SORPRESA! Le gritaron un grupo de gente que habían salido de la nada.

Ella, no se lo esperaba. Por que no se acordaba que hoy cumplía 17 años. Esa edad, que falta un año para tener 18, esa edad que ya no tienes 16, y que tienes más libertad que antes.
Se quedó embobada, no se lo creía.

-Pe..pero, ¿como lo habéis hecho? Muchísimas gracias a todos.
-Cariño, ¿Y si te fueras a cambiar de ropa?
-Ah, si es verdad, ahora vengo.

Subió las escaleras con una velocidad increible, estaba super feliz.
Abrió su armario, y empezó a tirar toda su ropa encima de la cama, elegiendo el mejor vestido y los mejores zapatos.

Iba bajando las escaleras, y la gente se la quedaba mirando. Estaba preciosa. Sus ojos verdes resaltaban con su vestido. La prenda, era de color negra, unas tiras finas salian del cuello, de debajo tenía forma de flor, un vestido precioso. Sus piernas eran perfectas, y los zapatos, le quedaban genial.
Todo el mundo se quedó estupefacto, sin palabras, con la boca abierta. Hasta el chico más guapo de la fiesta, que era un rancio, no sabía apreciar la belleza que tenía delante de sus ojos.
Pasaban las horas, y la fiesta era un éxito. Todo el mundo bailaba, cantaba, hablaba. Era todo perfectísimo.
Algunos, la invitaban a bailar, otros la repasaban de arriba abajo, y los demás intentaban ligarsela.

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