domingo, 12 de febrero de 2012

Amor, Sufrimiento y Odio (VIII)

- No, no es ningún sueño. Estás en un hospital.
- Ja, ja, ja, ¿es una broma verdad? No, no puede ser, tendría que estar en casa, durmiendo.
- Hija, esta mañana, te hemos encontrando en el suelo, sangrando, con un cuchillo...

Me levanté de golpe, había sido una pesadilla, que suerte. Aunque, mi cabeza, aun pensaba en morir.
Suspiré, cómo si me hubiera librado de algo.

- Hija, tienes el almuerzo en la mochila, y como no espabiles, vas a llegar tarde.
- ¿Dónde está papá?
- Se fue temprano, tenía que hacer no sé que...
- Ya... claro. Bueno, adiós. Te quiero.
- Adiós hija, pórtate bien.

Las nueve en punto, suena otra vez ese horrible timbre, y me recuerda el día que conocí a Jordan... en fin.
Hoy tocaba gimnasia, ¡Qué asco!

- Venga chicos, tres vueltas al patio, y luego jugaremos a fútbol.
- ¿Otra vez fútbol? ¿Es que no hay ningún deporte más?
- Oye Stella, si no te gusta, ya sabes dónde esta la salida del gimnasio.

Tuve que jugar a fútbol durante dos horas, pero eso era un follón. Habían muchos, que parecían Pepe, patadas por aquí, ostias por allá...
Llegué a casa, con las rodillas moradas. Mi madre, como era de esperar, se asustó.

- Tranquila mamá, no es nada. ¡ay!
- ¿Que no es nada? ¿Quién le ha echo eso a mi pequeña?

Por un instante, recordé a mi hermana, ella siempre la  llamaba así, "pequeña".

- Mamá, ¿ tu piensas en Julia?
- Claro que sí hija, cada día. Ella es feliz, está con el abuelo y la abuela, con tus tíos..
- Lo sé, ella nos vigila, y nos da señales, de cuando algo es bueno, y cuando es malo. Ella nos guía. Ella, es la estrella que brilla más en el cielo.
- ¿Ya estás otra vez diciendo tonterías?
-  No son tonterías, es la puta realidad, papá, a ver si te das cuenta de una vez. Ojalá me hubiera muerto yo también.
- Ojalá que sí, pero le tocó a tu hermana, por desgracia.
- Estaba mejor sin ti. ¡Te odio!

Cada día, era la misma situación, cada día la misma discusión, cada día el mismo cuento. Lo quería y lo odiaba.
¿Qué pasaría, si yo me muriera? ¿Estaría feliz él? ¿ Viviría mejor? Necesitaba respuestas.

En mi mesita de noche, tenía la foto de Julia, era preciosa, en ella, se podía reflejar toda la felicidad. Le acaricié la cara, le di un beso y las buenas noches.
Recuerdo, que antes de irnos a dormir, hacíamos lucha libre, o nos peleábamos con los cojines, fiesta de pijamas, entre hermanas.

Pasé la noche en vela. Estaba helada, hacía mucho frío. Otra pesadilla, rondaba por mi cabeza, como dije, la víctima perfecta. La parte oscura, se apoderó de mi cerebro, y cada noche era lo mismo. No me podía estar pasando eso. Pasé de amar, a sufrir, ¿Que será lo siguiente?

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