domingo, 12 de febrero de 2012

Amor, Sufrimiento y Odio (VI)

Habían pasado ya siete horas, y no teníamos ninguna respuesta, ¿estaba muerta ya?
No, eso era imposible, mamá dijo que era fuerte, que lo superaría, ¿y si ella no tiene razón? No, no puede ser, mi madre nunca se equivoca.

Al fin, salieron los médicos, no se les veía alegres, algo había sucedido ahí dentro.

- Sr y Sra Gutiérrez, su hija ha fallecido, no la hemos podido salvar, lo sentimos.

Y todo se volvió a derrumbar, otra vez ese agujero negro, otra vez esas lágrimas. Ahora si, ahora, necesitaba un abrazo.

En la vida hay errores, pero eso no podía haber sido un error, ella tendría que estar aquí, a mi lado, tendríamos que estar insultándonos, no, por favor, no te la lleves.

Sabía que, des de ese momento, mis días, serian grises, nunca más se volvería ver una sonrisa entre la familia. Duele, cuando llegas a tu hogar, y piensas, que trastada le haré hoy, y luego te das cuenta, que ella no está, que se ha ido, que ha dejado un vacío, sólo tener su recuerdo y no poder verla enloquecer, o chillar, o saltar, duele mucho.

Me había alejado de mis amigos, solamente era yo, no hacía otra cosa, que pensar en mi hermana, mis notas habían bajado, mi autoestima ya estaba por los suelos, había sido una equivocación nacer.
Quiero estar muerta, y estar a su lado, quiero volver abrazarla, volver a enfadarme con ella, quiero que vuelva ella.

Salí del instituto, y pensé en el suicidio, tampoco era una cosa tan mala.
Pensé, en ponerme en medio de la carretera, y dejar que me atropellaran, o rajarme las venas, hasta no quedar sangre, pero luego reflexioné, y me dije a mi misma, si tu te mueres, papá y mamá, no serán los mismos, te necesitan Stella, ellos confían en ti.

Fui al sitio, donde, yo y mi hermana, habíamos grabado nuestros nombres, donde habíamos vivido nuestras primeras aventuras, donde tengo muchos recuerdos.
Las iniciales, aún seguían allí, y en medio, un grande corazón. Noté como un aire fresco, tenía miedo.
Había visto, la caja dónde guardábamos nuestras fotos, nuestras joyas, nuestras construcciones. La abrí, y seguían ahí, me derrumbe muchísimo.

- Lo siento Julia, lo siento, por haberte tratado así, y no estar a tu lado. Espero que me puedas perdonar. ¿Sabes? He echo un mural con nuestras fotos, y aun siguen las iniciales de cuando éramos pequeñas, ¿te acuerdas?
Ahora, sólo tengo tu recuerdo, sé que no me lo merezco. Te quiero hermana.

Estaba tan furiosa, que empecé a gritar como una desesperada. Y oí, el ruido de haberse roto una rama...

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